¿Has sentido alguna vez que ya nada tiene sentido? ¿Qué solo quieres cerrar los ojos y olvidar, pero no consigues hacerlo? ¿Has sentido un dolor inmenso que te recorría todo el cuerpo por un simple recuerdo? Yo sí. He sentido que mi vida ya no tenía sentido sin él. He querido cerrar mis ojos y olvidarme de todo, o mejor aún; cerrar los ojos y que, al abrirlos, todo volviese a ser como antes. He sentido un dolor imposible de soportar, que venía a mí cuando recordaba aquellos momentos felices. Pero, querida amiga, hoy te diré algo; Quizás te preguntes como es que, a pesar de todo, aún sigo aquí. Pues bien, te diré que en la vida todo pasa, que las cosas no se olvidan, pero que aprendes a vivir sin ellas. Te diré que el dolor va desapareciendo poco a poco, es cierto que tarda en irse, pero te aseguro que un día te despertarás y te darás cuenta de que duele menos. Y al día siguiente sentirás que ya no duele nada, absolutamente nada. Un día cualquiera y en el momento menos esperado, verás como el sol vuelve a salir detrás de todas esas nubes que te habían acompañado meses atrás. Y, será entonces cuando te des cuenta de que por desamor nadie muere. Te darás cuenta de que las cosas buenas se acaban, pero que eso no quiere decir que todo lo demás que venga sea malo. Para nada. Cuando las cosas se van sin más, es por alguna razón, y puede que esa razón sea que algo mejor está por llegar.
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